“Deux” (Dos)::::
Todo lo que te pertenece
Toda mi vida contigo
Tu boca, tus manos
En Polaroids
Un lienzo en la pared
Tu cazadora
Todos esos objetos insignificantes
Postales
Mecheros
Tickets de compra
Copia de las llaves
Un trozo de un mantel de papel
Sobre el cual
Garabateado con boli Bic
Un viejo proyecto
Sin duda
y otro...
...tout ce qui t'apartien,
tout ma vie avec toi...
...imagínense ahora un silencio momentaneo, de esos que parece que son el silencio conteniendo el agua justo antes de romperse y de que todo se derrame, ese segundo, y luego todo, batería bajo y guitarras todo a tope y, todo de golpe, un terrible estruendo dulce, refrescante y ansioso como un aguacero... ...y mientras yo bailando con ella.
domingo, 28 de diciembre de 2003
sábado, 27 de diciembre de 2003
El de la trenca negra, la perilla, ahi depie... ¿os acordais? El que se apoyaba en el coche. El que de vez en cuando se metía en la plaza y atravesaba el gentío estirando el cuello como buscando algo, para luego volver a su sitio. Y si cambiaba el coche decia "perdón" y luego se volvia a apoyar en el siguiente. El de la cara de sueño. El que le decia algo a la gente que le pasaba cerca (pedia cigarros, pero solo lo intento dos veces)... El que se metia las manos en los bolsillos de la trenca, luego en los de los baqueros, luego cruzaba los brazos o los apoyaba en el capo, y asi estuvo hasta que incluso hizo amigos con la mirada de esos que lo miraban de vez en cuando como para ver si aun seguia ahi, como si cuidaran de este hombre misterioso... que a los 50 minutos se dijo a si mismo: no puedo llegar a una hora, si llego a una hora y alguien me pregunta cuanto tiempo y hablo de horas y no de minutos, me voy a poner mas triste todavía. Ese que volvia a cruzar la plaza por ultima vez no sin darse la vuelta con esperanza de ver a su gente en el Pilon de La Merced, pero solo veia el vacio que habia dejado y, en planos mas cercanos, como enmarcando torpemente, alguien que le sonreia como diciendo... Lo siento, tio, ta noche ta tocao... Ese que siguio andando pero lentinto, no fueran a encontrarlo y no se diese cuenta, el pobre ingenuo. Ese, justo ese, ese pringao... era yo. Y cuando tuve que atravesar el viejo tunel para coches que pasa bajo la Alcazaba, confieso que corri, un poquito, nervioso, porque cuando llegas a la mitad esta tan oscuro que aparte del principio y el final no puedes ver ni tus propias manos. Al salir puse cara de macho que-pasa-corro-por-que-me-da-la-gana y en el fondo contento de tener al menos una experiencia que llevarme a la cama, salude al hombre que paseaba su perrito. El mismo hombre que unos minutos mas tarde se giro iluminado con los faros y me saludo mientras lo pasaba con mi tubo de escape partido, tontoleando, como un cencerro.
viernes, 26 de diciembre de 2003
Siete pequeñajos armando ruido pueden ser muy monos, pero no por día y medio... por eso, el día de navidad siempre había un alma caritativa que nos llevaba a todos al cine, para dejar que la abuela de despejase, para salvar la no se sabe por qué pero siempre soleada tarde del 25. Así que nosotros adoptamos la tradición y ayer tarde los 7 gremlins ya con veinticinco años se encaminaban otra vez hacia el cine...
Una de las cosas que me pasaron por la cabeza fue si yo tendría cojones de tomármelo como esos chavales se lo toman, los de la planta cuarta... si no me vendría abajo, acojonado, si no me dejaría vencer. Porque eso pasa, y aunque muchos medicos no lo reconozcan, lo saben: que las vísceras y las células tienen como unos oidillos que si no te escuchan el “no pasarán”, ellos tampoco ofrecen resistencia, que si uno se empeña en vivir tiene ya un porcentaje de la batalla ganada... y si no, pues a veces no se puede hacer nada, y uno empieza a morirse como arrastrado por la marea. Porque el cuerpo, aunque parezca un objeto que sostiene el cerebro con el alma dentro a lo Pogüer Ranller, toma sus propias decisiones y al colón, a la médula, al lucero del alba, hay que tenerlos bien convenciditos y hacerles sentir partícipes de eso que se llama Creer En Uno Mismo... que no se reduce a la cabeza. Hay que creer con todo el ser, hasta que, como el Calígula de Camus, puedas sentir tu verdad con todo su sabor en la boca. Así hay que creer... si tienes el valor, claro.
El caso es que yo me preguntaba si tendría esos cojones, si no me dejaría amedrentar... y la verdad es que cuando al final de la película se confrimaron mis sospechas, me dije: entonces, si que se puede, y sonreí más fuerte.
Otra cosa que se me pasó por la cabeza es que quizá mi admirado Ballesta estaba muy bien, como siempre, tan tan bien que me llamaba la atención sobre los demás, y eso, pensando en el ideal de homogeneidad de calidades, pues me chocaba, la verdad. No sabía si se eclipsaban como personajes o como actores. En definitiva: era el sobrao del grupo y le habían dado el papel de sobrao, o sea, que estaba sobrao con el papel de sobrao... luego me dije “no me seas gili, lo que pasa es que tu no sueles soportar a los sobraos y así tas perdio a más de uno que merecía la pena, merluzo”. Me di cuenta entonces que si algún día fuera mi ocasión, ante un personaje así, yo me comería mi orgullo y me pegaría a él como una lapa y aprendería a aguantar sus chorradas como él las mías, y no dejaría escapar todo lo que alguien así está ofreciendo. Habría que ser desagradecido. Que no haber nacido para sobrao es mi problema, pero una vez nacío la vida es problema de todos, pongamos algo de nuestra parte, leche!
“tio, es como en la escalada, en el momento más chungo, son las grietas pequeñas las que te van a salvar”...
(...) (Joer, la cara que ha puesto, a lo mejor esta vez me he pasado con mi manía de las metaforillas....)
En verdad no deja de ser el mensaje que siempre hay en lo bien hecho, sobre todo últimamente, con las Amelies y demás. Esas típicas y no por ello menos loables actitudes de cualquier época en la que amenaza un mundo global e indiferenciado... Que la vida son los detalles, lo pequeño, lo aparentemente insignificante, lo que el gran monstruo no puede ver... pero lo que hace diferente a Planta Cuarta es que plantea las cosas desde una perspectiva real, dentro de lo jodidamente posible con posibilidad de convertirse en vitalmente posible: a todo el mundo le puede dar un cáncer, y todo el mundo puede verse mutilado por la vida o confinado en un hospital, o en una minusvalía, todo el mundo puede verse en el infierno, pero todo el mundo puede aprender la actitud necesaria, encontrar el humor que además de gratis, es lo que al final vale... pero a ver quien se cree que con un sueldo de camarera se puede vivir sin compartir un apartamento en Montmartre y encima con ese baño de 9 metros cuadrados.
Una de las cosas que me pasaron por la cabeza fue si yo tendría cojones de tomármelo como esos chavales se lo toman, los de la planta cuarta... si no me vendría abajo, acojonado, si no me dejaría vencer. Porque eso pasa, y aunque muchos medicos no lo reconozcan, lo saben: que las vísceras y las células tienen como unos oidillos que si no te escuchan el “no pasarán”, ellos tampoco ofrecen resistencia, que si uno se empeña en vivir tiene ya un porcentaje de la batalla ganada... y si no, pues a veces no se puede hacer nada, y uno empieza a morirse como arrastrado por la marea. Porque el cuerpo, aunque parezca un objeto que sostiene el cerebro con el alma dentro a lo Pogüer Ranller, toma sus propias decisiones y al colón, a la médula, al lucero del alba, hay que tenerlos bien convenciditos y hacerles sentir partícipes de eso que se llama Creer En Uno Mismo... que no se reduce a la cabeza. Hay que creer con todo el ser, hasta que, como el Calígula de Camus, puedas sentir tu verdad con todo su sabor en la boca. Así hay que creer... si tienes el valor, claro.
El caso es que yo me preguntaba si tendría esos cojones, si no me dejaría amedrentar... y la verdad es que cuando al final de la película se confrimaron mis sospechas, me dije: entonces, si que se puede, y sonreí más fuerte.
Otra cosa que se me pasó por la cabeza es que quizá mi admirado Ballesta estaba muy bien, como siempre, tan tan bien que me llamaba la atención sobre los demás, y eso, pensando en el ideal de homogeneidad de calidades, pues me chocaba, la verdad. No sabía si se eclipsaban como personajes o como actores. En definitiva: era el sobrao del grupo y le habían dado el papel de sobrao, o sea, que estaba sobrao con el papel de sobrao... luego me dije “no me seas gili, lo que pasa es que tu no sueles soportar a los sobraos y así tas perdio a más de uno que merecía la pena, merluzo”. Me di cuenta entonces que si algún día fuera mi ocasión, ante un personaje así, yo me comería mi orgullo y me pegaría a él como una lapa y aprendería a aguantar sus chorradas como él las mías, y no dejaría escapar todo lo que alguien así está ofreciendo. Habría que ser desagradecido. Que no haber nacido para sobrao es mi problema, pero una vez nacío la vida es problema de todos, pongamos algo de nuestra parte, leche!
“tio, es como en la escalada, en el momento más chungo, son las grietas pequeñas las que te van a salvar”...
(...) (Joer, la cara que ha puesto, a lo mejor esta vez me he pasado con mi manía de las metaforillas....)
En verdad no deja de ser el mensaje que siempre hay en lo bien hecho, sobre todo últimamente, con las Amelies y demás. Esas típicas y no por ello menos loables actitudes de cualquier época en la que amenaza un mundo global e indiferenciado... Que la vida son los detalles, lo pequeño, lo aparentemente insignificante, lo que el gran monstruo no puede ver... pero lo que hace diferente a Planta Cuarta es que plantea las cosas desde una perspectiva real, dentro de lo jodidamente posible con posibilidad de convertirse en vitalmente posible: a todo el mundo le puede dar un cáncer, y todo el mundo puede verse mutilado por la vida o confinado en un hospital, o en una minusvalía, todo el mundo puede verse en el infierno, pero todo el mundo puede aprender la actitud necesaria, encontrar el humor que además de gratis, es lo que al final vale... pero a ver quien se cree que con un sueldo de camarera se puede vivir sin compartir un apartamento en Montmartre y encima con ese baño de 9 metros cuadrados.
jueves, 25 de diciembre de 2003
When I see you skies high....
...Llegar donde otros han llegado no es facil, pero una buena forma de empezar es seguirlos, o aprender de ellos o simplemente preguntar. Es aceptar que no sabes algo y no quieres dar palos de ciego. Luego, a veces, incluso parece facil... y asi, aunque poco a poco parece que un paso no avanza mucho, te encuentras donde muchos han llegado. Y parecía tan lejos. No esta mal esta sensación... quiza avancemos, quiza no, ¿que mas da?: tengo un blog! o dicho de otra forma... cuando ponga un punto tu habras leido mi primer post.
...Llegar donde otros han llegado no es facil, pero una buena forma de empezar es seguirlos, o aprender de ellos o simplemente preguntar. Es aceptar que no sabes algo y no quieres dar palos de ciego. Luego, a veces, incluso parece facil... y asi, aunque poco a poco parece que un paso no avanza mucho, te encuentras donde muchos han llegado. Y parecía tan lejos. No esta mal esta sensación... quiza avancemos, quiza no, ¿que mas da?: tengo un blog! o dicho de otra forma... cuando ponga un punto tu habras leido mi primer post.
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