domingo, 29 de agosto de 2004
"La sensación que experimentas encontrará la forma que necesita" -Jack Keroluak
Creo que expresarme es lo poco que hago bien en esta vida. Sino, al menos es lo que me hace sentir vivo. Todo lo que hago es expresión o expresa algo. Desde que uno tiene conciencia de Si mismo como de algo distinto del Otro empieza el juego, jueguen o ignoren las reglas, nadie escapa del tablero. Y no hablo de expresarse para que lo escuchen, no hablo de denuncia, ni de politica, ni de alta costura y confección ideológica. No soy lider de nada ni aspiro a convencer a nadie. No. Es más un medio. Algo sin lo que simplemente me moriría, me marchitaría rápido.
Sin embargo este blog ha estado un poco abandonado este verano sin vacaciones. No, no he escrito nada ni siquiera fuera de él, y he pasado muchas horas delante de esta pantalla. Solo que no me servía de las palabras.
Saluda FranKie.
sábado, 28 de agosto de 2004
Sin titular ni revisar
Un post en el que contestaba a la interrogante de cómo había llegado a verme inmerso en este mundo de complejos turísticos que imitan paraísos a escala 1/1, volcanes apagados tras derramar supuesta lava por sobre un supuesto pueblecito mediterráneo bien cercadito con playas de hormigón y estatuas pseudochillidescas entre las que nadar, sin olvidar el restaurante flotante… sobre el falso mar (la recepción en el volcan, bajo una cúpula de cartónyeso con un óculo de 4 metros casi tan grande como el Panteón de Roma).
Un post en el que explicaba que acepto si es la única manera que han encontrado de hacer algo juntos en familia, pero que para mi, aunque soy feliz estando con los mios y no pago un duro (gracias de verdad), para mi, he intentado explicárselo, en verdad, el lujo es otra cosa. Un post en el que describía cómo me iba quedando dormido en una hamaca mientras pensaba en lo que de verdad me esperaba los días siguientes: montañas de ceniza, mares de lava seca, paisajes marcianos domesticados, viñedos sobre mantos negros, en playas de arena fina dorada, en olas de verdad, de las que salen en el Tres 60, y no esas pequeñas olitas que en mi ciudad son lo que hay y las esperamos como agua de Mayo a que las traiga le viento de poniente (al final fueron como las de casa, pero me dejaron una tabla y me metí).
Esas cosas que son para mi el lujo, como el sol en la cara, cosas que no tienen precio, más que encontrar si se las busca, la terraza del Lisboa, o de madrugada las fuentes secretas de agua termal (siempre e tenido la tentación de hablaros de cierto lugar perdido no lejos de un pequeño aeropuerto de la península) calentada por el mismo calor que abrió la tierra y nos trajo Lanzarote, esta gran fiesta geológica, mucho mucho antes que la cadena Meliá Hoteles existiera…, esas cosas, en fin, tan tontas, “la fin de l’orage, au bord de l’ocean, 150 par l’autoroute, la premiére fois que tu la embrassée”, Doraemon, un libro con café helado, una bici, agotarse feliz, la siesta, y las menos siestas, todas las excusas para… y así en medio de todo ese decorado de paraíso a la carta esbozaba yo una sonrisa de complicidad conmigo mismo.
Estaba yo organizando todo esto en mi cabeza para escribirlo cuando fluapfraaaaaas, se me sale el cepillo de dientes de la boca y me lo meto en todo el ojo, con pasta y todo. Durante la carrera al grifo (suelo deambular por la casa mientras me cepillo), noto como la pasta quema, y me acuerdo de mi prima que se la ponía para secarse las espinillas. Meto torpemente la cabeza bajo el chorro, tan torpemente que me doy con el grifo en la sien. Desisto, me saco la camiseta y meto medio cuerpo en la ducha, boca arriba, apoyando la base de la espalda en el borde de la bañera, con esa torpeza ridícula y genial que solo me viene cuando estoy solo. Y mientras el chorro me limpia la mierda del Colgate Gel, me lamento de no tener esta noche a nadie que pueda reírse de lo que me esta pasando. Así que subo las escaleras y os lo suelto sin mirar el pequeño papelito de marras.
jueves, 5 de agosto de 2004
Empezamos la cuenta atrás
Desnudos en la pocilga de los juguetes
Escondámonos tras el humo del deseo
Sentados en un escalón de una pequeña calle del Zacatín
Eliminemos el olor del pasado
O pupitres o salas de cine
Hagamos el amor mientras el amor nos hace
Antes de verla entrar ya me pregunté muchas cosas
Salta y yo cuento tus saltos
Tentación a tientas a todas
Ahora es el momento
Luces
Andemos sobre nuestras sombras
Mentimos para ganar tiempo pero ya es inevitable
Úntame mientras te oigo
Estado de gracia
Reúne mis pedazos y devórame
Tumbado uno no se da cuenta
Empecemos
miércoles, 4 de agosto de 2004
Muy oscuro
La primera vez que alguien me habló de esta sensación, lo hizo para justificarse por haber estado de lo más escurridizo de todos durante unos días.
Efectivamente, unos en estas ocasiones se cierran en si mismos, no llaman ni ven a nadie en todo el día, se lo guardan y esperan hasta que se pase. Otros hacen justo lo contrario, volcándose en los demás como exorcismo ocupacional. Otros lo comparten. Otros son un poco coñazo. Otros se rulan otro mientras lo piensan. Otros lo mezclan. Otros cargan con lo que encuentran a su paso. Otros dejamos de escribir y de hacer esas cosas que nos harían expresarlo. Quizá porque nos parece feo... presuntuosos como si pudiésemos decidir lo que es o no la belleza.
...
A veces tengo miedo de que algo pase. Y entonces, cuando veo que no ocurre absolutamente nada, me angustio: me doy cuenta de que, tras este miedo, el pecado de no desearla es lo que lo que hace que la Vida sea más o menos áspera o suave al pasar rozando.
Por eso me lanzo unos minutos a escribir sobre este teclado.