He vuelto de Senegal y he traído conmigo una tendinitis que me tiene la mano derecha impedida para escribir bien. Es igual: la verdad es que a la experiencia de Senegal le quedan cortas por ahora las palabras. Así que mientras digiero, maduro, todo este revuelo interior (una desconocida brisa de verano), creo que mejor echo mano de este precioso corto de Javier Fesser, llamado "Binta y la gran idea". Porque probablemente puede hablaros mucho mejor que yo de este país contradictorio y hechizante.
Una nota importante: todo lo que vais a ver y sentir, desde el polvo en la calle a las palabras, de los colores (de la ropa a las chapas de coches sin edad) al tiempo mismo (el narrativo, el de la luz y el de los relojes insidiosos, el ritmo de vida)… es cierto. Sucede allí, pasados Marruecos y Mauritania, abrazando Gambia con una sabana y miles de baobabs. No tan lejos de aquí.
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