Al principio éramos simples mensajes en botellas. Cosecha de tal o cual año. Mensajes que leíamos ávidamente, disfrutando de lo que contaban pero también inquietos por lo que traían detrás, en alguna parte. Aquello fue el germen de una curiosidad creciente. Poco a poco, comenzamos a leer rastreando a la vez, perfilando a través de las palabras… para hacernos una idea del otro, tratando de hacerlo más y más real. Nos costó ir desdibujando los dibujos para encontrar a los dibujantes.
Con el tiempo fuimos ciertos, los mensajes perdieron su sentido, las claves ya no alcanzaban algo tan magnífico como la realidad, por dura o feliz que fuese. Pero ahí estaban como los buenos vinos y las puestas de sol en nuestra bahía. Nosotros fuimos al fin dos personas cuyas vidas que comienzan a engarzarse y escalar por la rugosidad del mundo. Un equipo, que es cuando llega un punto en que no hacen falta las palabras.
Al final el tiempo nos ha seguido desnudando, de personajes a personas y de personas a un par de almas sedientas de continuar su propio viaje.
La echaré de menos.
Nos encontraremos, supongo, en alguna fuente del camino.