Lilolilalulá. La risa salvaje del sexo libre
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3 comentarios:
Leí una vez una novela -de Belén Gopegui si no recuerdo mal- en la que a uno de los personajes protagonistas femeninos le pasaba exactamente eso: se reía cuando se corría.
Pensé, escéptica, que la imaginación de los escritores no tiene límites. Ahora me sorprende descubrir que quizá no era cuestión de la imaginación de la escritora. O sí lo era en su caso, pero de ser así, es obvio que su imaginación en nada desdecía algunas realidades. Si tu relato es veraz, claro.
Me temo que nunca descubriré por mi misma dónde está en esta cuestión el límite entre realidad o ficción. O tal vez sí.
:D :D :D :D :D
Este asunto me recuerda la historia, quizá apócrifa, de la señora fisgona y reprimida que tras el franquismo, en el momento de la relajación de las costumbres y de la desaparición del delito o falta de escándalo público, llamó a la Guardia Civil para quejarse de los tocamientos "indecentes" de una pareja cerca de su ventana
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