El origen de los pájaros

Flaco, mal afeitado, miserable

lleva en sus bolsillos dos pájaros robados

así en cuanto dobla la esquina de la calle

vuela.

Encontrado al llegar en la puerta de mi cuarto, junto a otros tantos y tantos poemas que Laure había pasado la tarde buscando en la biblioteca de Mediadeck para forrar literalmente mi puerta, un día, el último de una serie de días en los que me estaba dejando arrastrar por una tristeza muy grande, o quizá pequeña, pero dificil de entender. Si bien la tristeza no desapareció en ese instante, ya no me dejé arrastrar más. Al menos no si pretendía que una puerta llena de poemas fuese precisamente la puerta de mi cuarto. La puerta se quedó allí, quiero decir que ahora no es más que una puerta y no se a donde dará… si bien los poemas me los trae conmigo. Qué menos.