Después de esto, he tenido que cuestionarme eso de que yo sea raro. Quizá lo soy menos de lo que creía… menos de lo que mis amigos insinuan. El caso es que nunca pensé que me costaría un buen rato encontrar mis 5 hábitos más extraños.
1.- No aguanto demasiado el silencio: Cuando duermo solo, duermo con la ventana abierta. Sea la estación que sea y haga el frío que haga: prefiero el rumor de la calle, a intentar dormir a solas en incómodo silencio.
2.- No puedo ponerme a leer un libro sin lavarme antes las manos.
3.- No me gusta comer sobre una mesa desnuda (sea la solución una bandeja, mantel o mantelotes individuales de caña como los que pongo para impresionarla, tela, o mismamente una hoja de periódico, que en verdad no queda fea y que con la sección de economía se puede combinar colores y todo).
4.- No soy supersticioso, pero no puedo tirar la sal sin un que me invada sentimiento de mal augurio. Si por un casual tiro un poco de sal, disimuladamente cojo un poquito y la echo por encima del hombro hacia atrás. Más que la superstición mi hábito extraño es este ritual de perdón a la sal.
5.- Miro los gajos de las mandarinas a contraluz alzándola como nu científico ante la mirada sorprendida de los demás, no vayan a tener hueso y no lo vaya a saber.
Contagiados quedan:
Marina
Nunh
Onironauta
El señor B, jesusb
Aldery
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