domingo, 26 de febrero de 2006

La lata bajo la lluvia


        Hay veces que un verbo de lo más tontorrón puede cambiar muchísimo según cómo se escriba… , puede de pronto volverse tierno, adorable, puede incluso volverse el culmen de la felicidad, traeyendo recuerdos de atrás o tirando ensoñaciones hacia adelante. Del mismo modo en que los verbazos suelen quedar a manudo tan insulsos. El gesto de escribir cambia la forma de las palabras, decide y da los acabados al lenguaje, termina de dibujar lo que los diccionarios solo perfilan…
        Por eso protestar es siempre protestar y algo más. Si no, no leeríamos libros ni escribiríamos nada, bastaría tener a mano el diccionario…

        Uno se la imagina así pequeñita, toda abrigada, un par de ojos asomados por encima de una bufanda, caminando de la mano del payo mientras no deja de escucharse la misma cantinela como acolchada tras la bufanda...
        Y el payo va todo feliz, pensando no veas qué coñazo, pues si llueve que se aguante, más verde para el campo joder… y qué más da, si estamos juntos qué más quieres, ay, la virgen qué tostón... Pero sabiendo desde lo hondo que no, que en verdad no quiere que se calle, por dios, que lleva todos estos meses escuchando llover así sin mas y los que le quedan, para ahora callar la retaila esta, retaila de su amor suyo, luz de su vida, flor de su corazón, ahí casi irreconocible dentro de sus abrigos.
Que para escuchar llover aunque sea todo bonito eso de escuchar llover, tiene todo el tiempo del mundo, pero para sacarla a esas calles solo tiene hasta que suba al bus y se vuelva por donde la trajeron. Así que por él, como si se pone a cantar la tabla de 7 en ruso si quiere, mientras no se suelte de su mano. Mientras no deje de mirarle con los dos ojos esos que asoman como un animalillo por encima de la bufanda, ya caliente, la bufanda, de tanto bufío y tanta exageración. La misma boca ahí dentro, la misma que le comía esta mañana mientras hacían el amor.
        Uno los imagina pasar calle abajo, llevándose su rumor, como al final de una película... Y todo porque la paya ha escrito “paseaba de la mano de... protestando por la lluvia” en medio de un post, y luego ha seguido como si nada. Saliendo del retrato en el que por un momento protestar se había convertido.

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