Se me hace increíble la soledad, cuando de vuelta a casa, muy de madrugada, en los cruces de las carreteras más grandes, se abren los semáforos, igual que durante el día, y no pasa ningún coche.
Se vuelven a cerrar
Y vuelven a abrirse
Se vuelven a cerrar
Y vuelven a abrirse
Pero a mi me da igual: cruzo el asfalto vacío iluminado por las galletas verdes… cuando doblo la esquina los siento cerrarse de nuevo
Y volverse a abrir
A mis espaldas, como una respiración eléctrica
Algún gallo canta y el sonido de la verja al cerrarse es como un chirrido que se ha colado aquí abajo, mezclado con la arena del día siguiente.
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