Trataba de hundir mi tabla para pasar por debajo de un muro de espuma blanca. Al emerger de nuevo al viento de levante y al sol, pensé que olvidarme de ti un instante sería como remar contra las olas del mar.
Entonces ya se levantaba la siguiente sobre mi, la pared comenzaba a formarse, potente y refrescante, como una invitación verdeazulada. Saboreando la magia del mar que ya no encuentra más agua que lo detenga, me dí la vuelta y me eché a remar como loco. Su velocidad tomó por fin el relevo de mi propio peso en el agua... y partimos...
En estos momentos se suspende todo: desde el viento de levante y el sol, a toda esa interminable cadena de pensamientos sobre la vida, esas conversaciones conmigo mismo que se hilan en mi cabeza cada vez que hago deporte. Todo.
...Luego vuelvo a ser yo, yo y mis circunstancias, bañándonos en el Palmar.
jueves, 19 de junio de 2008
sábado, 14 de junio de 2008
Jesus si existe
Tu al menos tienes los cojones de desaparecer.
Gracias por la lección: saber liar fantásticos y sencillos pitotes con esa maestría.
...por algunas lecciones de dibujo...
Tu y yo sabemos que no nos hemos leído siempre. Tus reseñas de eventos culturales me marean un poco.
Pero uno siempre vuelve, como el gato, a los lugares que consideran su casa, o donde simplemente les dan alimento... Empezando por esos dibujillos.
Y gracias por cierto por uno de ellos, que cuelga en estos momentos mal que bien en mi cuarto , donde la mudanza se ha estancado en el barro del habitar feliz una casa. Otra casa.
Ay, qué vicio.
Uno más, qué gusto da la vida.
A que si.
Un abrazo, señor B.
Gracias por la lección: saber liar fantásticos y sencillos pitotes con esa maestría.
...por algunas lecciones de dibujo...
Tu y yo sabemos que no nos hemos leído siempre. Tus reseñas de eventos culturales me marean un poco.
Pero uno siempre vuelve, como el gato, a los lugares que consideran su casa, o donde simplemente les dan alimento... Empezando por esos dibujillos.
Y gracias por cierto por uno de ellos, que cuelga en estos momentos mal que bien en mi cuarto , donde la mudanza se ha estancado en el barro del habitar feliz una casa. Otra casa.
Ay, qué vicio.
Uno más, qué gusto da la vida.
A que si.
Un abrazo, señor B.
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