lunes, 17 de mayo de 2010

Rajada.

Voy a llamar al fondo de la tierra para decirles que dejen de remover la lava bajo el agua que esta noche iba a manar en vano en la poza que hay cerca del aeropuerto.

Voy a llamar a los micróbios del azufre, para decirles que hoy no dotarán tu piel de esa tersa y fétida suavidad.

Voy a llamar al frío para decirle que puede continuar su marcha, porque hoy no vamos a perdernos entre los vapores que levanta tamizando rincones en la oscuridad.

Voy a correr la voz entre los fantasmas del camino, para avisarles de que hoy no escucharán la curiosa conversación de dos viajeros desconocidos.

Voy a echarme al cálido y generoso sol de esta tarde con un libro y a disfrutar de mi último pitillo como si esta maravillosa tarde de Mayo fuese cualquier otra tarde de Mayo sobre el Mundo.

4 comentarios:

Casiopea dijo...

Ya se sabe, tempus fugit ; )
En cuanto a lo mio: Realmente era la llamada albufera de Valencia. Y sí se respiraba un aire fantástico. Me alegro que te guste. Un saludo.

Srta. Experimental dijo...

Ese último pitillo, ¿será el último o sólo el último de cualquier otra tarde de Mayo?

ingridsven dijo...

Sigo buscándote. Queriendo compartir ese sol de mayo, quizá de junio contigo.
No quise guardar tu movil y ahora me arrepiento.

Anónimo dijo...

Madrugada...9 abril 2010... 1:33h-

Santa Elena, entre 12 y 15, calle sin salida, colegio al fondo. Poste de luz, de madera, pegado a el una hoja en blanco, en la otra cara lo encontrarás... Besos

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