viernes, 7 de mayo de 2004

A Jaques Prévert II...




      "Puedo dominar el fuego, pero no puedo crearlo.” -dijo un X-men. Todo superpoder tiene su precio, pero este es especialmente caro… me dije yo acordándome de aquel Paris at Night.

Trois allumettes une à une allumées dans la nuit
La premiére pour voir ton visage tout entier
La seconde pour voir tes yeux
La dernière pour voir ta bouche
Et l'obscuritè tout entière pour me rappeler tout cela
En te serrant dans mes bras.

(Tres cerillas prendidas una a una en la noche / La primera para ver tu rostro entero / la segunda para ver tus ojos / La tercera para ver tu boca / Y toda la oscuridad para acordarme de todo esto / estrechándote entre mis brazos)

      Pocas veces he dado con un poeta por el que sienta la simpatía, la afinidad en verdad como la que siento por Jacques Prévert. No solo por que sea un buen poeta. Hay muchos buenos poetas, y mejores quizá. Felizmente.
Pero no es por la calidad, sino, por algo más, algo suyo, algo nuestro, o entre los dos… Quizá se a por el modo en que blasfema sin dejar jamás de tener, hacia la vida, hacia el mundo, esa devoción casi religiosa.

Pater noster qui est dans le ciel
restez-la
que nous nous resterons sur la térre,
qui est, de foi, si jolie

(Padre nuestro que estas en el cielo / quédate allí / que nosotros nos quedaremos con la tierra / que es, a veces, tan hermosa… Mi sueño sería ir a una iglesia y darle el cambiazo al Padre Antonio, justo antes de la misa. Está claro que el tio se lo sabe de memoria, pero se también que es muy perrillo, y que a veces mira el papel porque pierde el hilo, entonces... no me imagino con los brazos abiertos delante de un bario entero, la cara que pondría).

      Del mismo modo en que se rie del amor que en verdad profesa, persigue, al que canta, aguarda y respeta… al que se toma con ligereza al mismo tiempo que permite entrar a raudales e inundarlo todo irremisiblemente.. Lo que muestra sin tapujos, lo mismo en imágenes teribles, que en pequeñas declaraciones sin importancia aparente…

“J’aime mieux tes lévres que mes livres”

(“me gustan más tus labios que mis libros”… que en francés suena casi igual. Entiéndase la magnitud de una declaración así viniendo de un literato)

      p Será por esa sencillez y esa humildad, que solo he visto en Benedetti, Vian, y Gloria Fuertes...
O quizá también por ese vitalismo, redencial pero sin tristeza, trágico pero sin cuentos chinos ni rollos macabeos. Sin perder el tiempo. Quizá por cómo puede ser irónico pero dulce, generoso pero despiadado… incluso en la generosidad. Quizá porque su irreverencia no es más que declaración de sumisión total a la vida. Y su desesperación un juego que debe jugarse con alegría dado que ya estamos dentro y perdidos.

Cuando el leoncito come
La leona rejuvenece
Cuando el fuego reclama su parte
La tierra ruge
Cuando la muerte le habla del amor
La vida tiembla
Cuando la vida le habla de la muerte
El amor sonríe.

      …es una buena influencia, este señor, y cuando estoy triste, le hecho un ojo, y me quita el peso, me hace sentir que en verdad la vida hay que tomarsela con humor, y que “la mejor manera de persistir en algo, es no prestarle demasiada atención, tratarlo todo con ironía, especialmente las cosas que te resultan más queridas. Así hay más oportunidad de que sobrevivan”. (esta es de un compositor… no se cual).

      Y asi me pasaría yo post y post y noches enteras braseandoos a todos con Prevert y todo lo que me recuerda, lo que me liga a él, y más y más Prevert. Pero solo voy a contar una anécdota.
      El otro día estaba yo aporreando a solas la guitarra antes de irme a dormir, en ese momento en que sin dejar de cantar, sueltas las cuerdas y le echas mano sonriente al cigarro que tienes en el cenicero… como si tras de ti, sentados contigo en el salón, hubiese una banda entera que aguarda tocando, manteniendo el ritmo… bobon bobón. Mientras medio cantas medio hablas entre una lenta calada y un sorbo de vino.

Si jamais
je perdait
Tes yeux
Ta bouche
Ta voix, mon amour
Si jamaaaaaais me manquait …
tout ça….

      Bobón, Pues me ocurre últimamente que por pura costumbre , bobón, o por que mi chip de lengua extranjera no tiene tanto espacio como, bobón, quisiera, cuando me quedo en blanco con el poco practicado inglés me da por improvisar en francés. Bobón. A lo que salga, como aquella noche que me pilló Prévert, bobón, tocando The house of the rising sun…

Si jamaaais
je perdait
ton visage
ou tes mains
(C’est pas si grave.. tu sait, ma belle?)
Il me restent
mes aaaaaaaaaaaaaaaaallumettes !!!!!

(si alguna vez perdiese tus ojos, tu boca tu voz, si alguna vez , me faltara todo eso... si alguna vez perdiese tu cara ou tus manos... no es tan grave, ¿sabes, mi guapa?... Aún me quedan mis cerillas).

(tóquese una última vuelta con rabia, alegría y los dientes apretados de felicidad, acábese con un pequeño espasmo de entusiasmo eléctrico y levántese la copa al final diciendo: "merci"… y si del ojo les sale un guiño, aunque esten solos en la habitación, no se preocupen, no lo repriman, sean generosos, es tarde ya: no se avergüencen por nada, y mimen sus cerillas... nunca se sabe).



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