Lo más lejos que alcanza mi memoria a recordar es a mi hermana cayéndose por una escalera. Ella misma lo corrobora hoy día: Si,-me dice- exacto, yo llevaba el cochecito de mi muñeca y tu estabas abajo... ¿pero como...? ...pero si tu ni siquiera tenías dos años -exclama mirándome estupefacta.
Pues menuda guantá se daría, ¿no?
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