Antonio Soler escribe al ritmo de la memoria. Tu sabes: ese ritmo con el que el pensamiento fluye hablando contigo mismo cuando te sientes muy muy inspirado, y casi tienes la impresión de que escribes mientras compras el pan o pides otra cerveza.
Solo que a Antonio Soler, no se le olvida todo cuando llega a su casa y se pone a escribir.
Estrujo el cigarro contra el cenicero y pienso:
No se si le leo porque me gusta, porque me enseña, o porque me cuenta las cosas que no me dio tiempo a retener aquel día.
...pero lo que digo es:
Antonio Soler escribe esa clase de libros que a uno le dan la impresión de haber vivido.
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