jueves, 29 de abril de 2004

Para distraerme un rato de aquella fiebre, garabateaba distraídamente en la hoja de una libreta… un arco de tinta negra, bucle y un círculo con un rabito, como buscando sin saber qué, tres bucles más: dos finos y uno más gordo, la u, la e que deja una estela, se interrumpe, un salto, a subjuntivo, como quien no quiere la cosa, e ideas dispersas se van enfilando en letras cada vez más pequeñas, como un humo cuando sale de una cerilla al apagarse pero hacia atrás...

miércoles, 28 de abril de 2004

40 exigencias


Que sea hermosa a mis ojos.
Que tenga sentido del humor.
Que ría con facilidad.
Que no tenga miedo de pisar el barro con los pies descalzos, de bañarse en el agua de los manantiales, ni a estar desnuda delante de los demás.
Que en el sexo sea libre como los pájaros y leal como una amante verdadera.
Que sea al menos tan generosa y solícita como yo intento serlo cada vez.
Que tenga imaginación.
Que me comprenda y no sea incomprensible.
Que ame el misterio y se implique en él.
Que se ilusione.
Que sea optimista sin ser naïve, realista sin dejar de perseguir sus anhelos.
Que tenga rebeldía y rabia en la sangre, y que no baje la guardia fácilmente.
Que adore disfrutar.
Que ame lo hermoso y lo feliz.
Que aprecie los detalles.
Que sea capaz de encontrar la belleza tanto en las cosas grandes como en las pequeñas, de mostrármela a mi si no la veo, y de dejar que se la muestren cuando ella le pierda la pista.
Que tenga sentido del sacrificio, del perdón,
de la paciencia y el esfuerzo,
del agradecimiento y de la hospitalidad.
Que sea inteligente.
Que tenga ironía y una pizca de mala leche.
Que tenga algo de insolencia, descaro y sana mala educación.
Que no desprecie su lado oscuro: que tenga luz.
Que ame viajar, comer y sepa montar en bicicleta.
Que le guste la música y las artes no la dejen indiferente.
Que le guste desayunar al aire libre o en la cama.
Que desayune.
Que esté abierta a lo nuevo y lo inesperado,
Que sepa improvisar.
Que le guste bailar
pero no mucho muchísimo, por dios…
Que baile conmigo aceptando que soy un gran patoso.
Que se guste a si misma y mucho.
Que acepte sus defectos y los míos.
Que le guste yo y mucho.
Que sea pasional
Que me apoye y se deje apoyar.
Que aspire a hacer el bien a los demás pero sepa también reírse de ellos incluyéndome a mi.
Que sea buena pero esto no le impida querer ser mejor y que esto último no la angustie: que sea humilde.
Que entienda que una pareja está formada por dos Individuos.
Que entienda que se necesitan dos individuos para formar una Pareja.
Que sea dócil pero nunca mansa, salvaje pero nunca escurridiza.


NOTA: si hubiese un solo ser humano sobre la tierra que pudiese cumplir los diez mandamientos, entonces dios habría dictado once… asimismo, esta mujer, no creo que exista, y si existiese, probablemente me asustaría… Nunca he sido partidario de la perfección, ni de lo divino. Aunque, bueno, todo es cuestión de probar.  Vaya, que por poner un ejemplo, si el barro estuviese frío, podría llevar sus reebock,
-esos zapatos blancos que nunca me han gustado- y no por ello la amaría menos. Vaya que solo he escrito esto para entretenerme.

lunes, 26 de abril de 2004

Reo de defensión (idiota).

     Venga golfo, venga hombre, olvídalo por un rato, ahora no lo pienses, abstráete, déjalo a un lado por un rato... venga tio, no le des vueltas ahora que no te sirve de nada... relájate, intenta abstraerte un poco.

     Soy un hombre fuerte. Puedo tolerar muchas cosas. Puedo abstraerme del dolor, del desgaste del esfuerzo, de cierta cantidad de estupidez y hasta de hipocresía, puedo tolerar de grandes ruidos y peores silencios, puedo abstraerme de que las cosas no den el placer que quisiera, o que no sean tan hermosas como yo creo que podrían ser, puedo tolerar lo contradictorio sin poesía, lo incomprensible sin misterio, la antipatía, el egoísmo, la tristeza, lo malo sin dejar de luchar contra él. Tengo claro que la frontera entre lo malo y lo bueno no es una línea fina y definida sino más bien un teritorio por el que todos estamos obligados a caminar. Tengo aguante, ironía, comprensión, empatía, cojones y cierto humor negro.
     Pero hay algo que no tolero, algo que no puedo soportar... aunque los compañeros me digan contínuamente: que me relaje, que pase un poco, que me antraiga. Por más que lo intento, sigue ahí apretándome como una pequeña araña que quiere abrir en mi pecho ocho enormes patas:
     Soy incapaz de abstraerme de la injusticia.
     Me pasa desde pequeño, y me daba cuenta cada vez que recibía un palo. Al principio pensaba que era cosa de una madurez un poco prematura que debía controlar si no quería que me estigmatizaran en aquella jungla de crueldad, lápices standler, libros santillana, anaya, y carteras invicta o nike, entonces, lograba callarme a veces; luego, pensé que eran romanticismo justiciero adolescente, entonces no me callaba y recibía, y aquello de el estigma a mi espíritu grunge hasta le parecía seductor (aunque lo que es yo, no es que sedujera demasiado); después, simple ingenuidad que se me pasaría más tarde o más temprano... pero a mis veintiseís años, empiezo a pensar que es mucho más grave, que es parte de mi caracter, tanto para bien como para mal. Supongo que es lo que quiere decir con alquello de que la vida es dar... y recibir. Y cuanto más das, más, lo juro, más recibes. Me pasa desde pequeño.

martes, 20 de abril de 2004

¿Alguien sabe o puede explicarme que le ha pasado a la otra mitad de mi template?
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Cuando ruge el motor de la vida, la censura es la muerte del swing.


     Esta tarde he salido al coche a buscar mi impresora. La había dejado en el maletero del coche. Y dado que en esta ciudad buscar aparcamiento es poco menos que un peregrinaje sin rumbo, a veces una hastiante odisea, en lugar de traer el coche hasta la puerta he decidido ir hasta él y traerme la impresora en un carrito. (vendita la hora que mi padre me lo dejó ¿y esto de donde sale?, ¿lo quieres?) .
     Total, que venía yo con la impresora preguntándome si existirán en mi ordenador puertos tan antiguas donde poder enchufarla, si alguien habrá puesto el software en Internet. Y qué me podía apetecer para cenar. Y qué poco agua lleva el rio, que se ve el barro creciendo matojos, y como me dan ganas de bajar allí abajo, que solo es metro y medio desde el borde del “quai”, y sería increíble caminar por el centro del rio, desde donde el mundo se ve distinto y uno se siente… pues como se siente uno cuando sabe que observa el mundo desde una posición desde la que el mundo no estaba preparado para ser observado. Vaya, que a gusto hundía mis pies en el barro y corría bajo los barcos del puente romano… cuando allí estaban ellos.
     Eran tres, en principio pensé que eran chavales de barrio de esos entre 10 y 13 años que apenas empiezan a mirar a las niñas y les impresiona pensar en ellas como Mujeres, de carne y deseo, pero aún les tira todavía más gamberrear, joder con frescura de los pequeños cabrones que corren libres entre los bloques de pisos… saboreando la ultima libertad sin el violento influjo de la testosterona.
      Les envidiaba ¿por donde habrán bajado?
     Luego, los vi mejor, caminaban como astronautas aprovechando que los pies se les quedaban hundidos en el barro como una extraña fuerza gravitatoria y haciendo un coro en el que casi se podían ver las chispas de felicidad al mirarse a los ojos se hacían reverencias y chillaban y bailaban como hombres de las cavernas… y reconozco que al principio me cayeron mal: tres giris medio ajipiados haciendo los trogloditas y burlándose de lo mediocre que son los demás que les miran desde las barandillas y el puente y que no los alcanzarían jamás en su vuelo, al tiempo que probablemente en sus países nunca tendrán el coraje de ser tan libres, que engañados por un escenario en el que todo es posible porque nadie los conoce, creen que han conquistado la libertad cuando la libertad se las ha prestado en verdad el señor Erasmo… un privilegio más de la clase media europea.
     El que sale por si mismo, el que lucha a solas por su viaje, lo hace nacer y mantenerse, suele llevar su libertad sin esa cómica exageración, porque el trabajo les da esa calma, esa madurez que no es sino el instinto de vivir la magia desde el interior más profundo que los músculos y los latidos como un premio a proteger de las garras del sucio ser humano.
     Los juzgué a priori y lo puedo decir con maldad pero también con empatía… porque y he vivido lo mismo y aún me queda el sabor dulce de esa libertad. No puedo decir que yo sea el mismo desde entonces, no lo soy, y ellos tampoco lo serán.
      Les tuve envidia.
     Estaban llenos de barro, y bailaban y se tiraban una pelota de barro que paraban como en una portería de fútbol, exagerando sus movimientos como simple excusa para poder lanzarse en plancha por el barro.
      Se abrazaban gritando.
     Cuando una familia los miraba le gritaban a la familia levantando las manos. Y decían: España, el mundo, España, el muuuuuundooooo. Yo con mi impresora los miraba desde cierta distancia de la barandilla, para que no se dieran cuenta. Mantuve esa distancia mientras cruzaba el puente, no dejaba de mirarlos, incluso me acostumbre al ritmo de sus voces y llegaba a escucharlos hablar entre ellos cuando no gritaban, y reir entre ellos, en ese espacio que no los esperaba, sabiéndose brillantes en su burbuja.
     En la otra orilla, antes de alejarme me acerqué a la barandilla y me apoyé, estaban muy cerca y se habían puesto a cantar, turnándose los versos, “Only Youuuuu”. Con una ramita de matojo haciendo las veces de micrófono. En un momento dado, la chica me miró mientras se estiraba hacia atrás, entre sus pelos embarrizados aparecieron los ojos y me vio sonreírle. Ella no dejó de cantar, me miró una vez más y me sonrió sin que sus dos compañeros se diesen cuenta de que yo estaba detrás. Quizá no quiso que se pusieran a gritar a la única persona que no los miraba sino que los Observaba sinceramente.
     Cuando me alejaba tirando delcarito de mi impresora, sus voces se perdían en el fondo del hueco por donde pasa el rio cruzando la ciudad, mientras yo me preguntaba si habría de verdad puertos tan antiguos en mi ordenador, y porqué, si cuando era pequeño mi madre me no me dejaba meterme en todos los charcos de barro, ahora que nada me lo impide, soy yo el que deja de pensar en hacerlo.


domingo, 18 de abril de 2004

Cristina

        Me gustas cuando bailas porque estas como ausente.
        Cuando cantando bajito, me miras a los ojos, apenas a cuarenta centímetros de los tuyos, y mueves el culo de un lado a otro y los hombros del otro lado al uno, justo al contrario, en un dulce vaivén, como nos explican que se mueven tres pisos en clase de sismorresistencia…
        Con la diferencia de que cuando tu bailas, soy yo el que tiembla.


viernes, 16 de abril de 2004

Querido Lars Von Trier

         Acabo de ver Dogville, bueno, lo confieso, entera no la he visto. Me he cansado de ver mierda, así que he adelantado hasta el final y lo he disfrutado mucho. Muchísimo.
         Enhorabuena Lars, enhorabuena: has decubierto que el hombre es miserable, me quito el sombrero. ¿te ha costado mucho? ¿Y crees aportar algo mostrándolo en la pantalla?… ¿no serás como ellos?
         Bueno, solo es una pregunta, no te enfades…
         ¿Cuánto dinero te has gastado en hacer la película?
         Yo he perdido dos horas en verla (y eso que la he adelantado).
         Ahora me voy a tomar un café porque hace sol, sin saber menos de lo que sabía antes de ver la película, pero desde luego, no más… excepto que otra más como esta, y te mando a tomar por culo.
         Gilipollas.


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“Señor físico, corríjame si me equivoco: La fuerza que empuja un coche no es la de los neumáticos que al girar empujan hacia atrás, sino la que le devuelve el asfalto hacia delante, llamada fuerza de rozamiento, y mayor a la del coche por indiscutible superioridad de la masa del planeta sobre este.
Al frenar esto se invierte: el coche quiere irse para adelante, pero el suelo se le agarra tirando hacia atrás. Hasta que se para… si queda espacio para parar.

Puede parecer una chorrada... pero es cuanto menos curioso que no sea sino el suelo el que empuja nuestros bellísimos automóviles, el que los frena y el que impide que salgan despedidos en una curva con una fuerza invisible de idéntica intensidad que los atrae hacia el centro manteniéndolos raudos y veloces dentro de su trayectoria.

Aquella noche no nos matamos gracias la fuerza de rozamiento que desgastó mis neumáticos 20metros hasta anularse, de 120 a cero km/h, y quedarnos parados, no solo para mi sino para el camión que daba banzados delante de mi, y para los otros tres coches que también trataban de frenar en medio de la cortina de humo que los neumáticos del camión provocaban al derrapar, ya completamente atravesado, de un lado a otro de la calzada como un muro blanco, una gran salchicha cuadrada que ya veía yo dando vueltas y vueltas en la tragedia que se avecinaba justo 30 metros delante de mi.

La tragedia no llegó, mi coche frenó a tiempo y el camión también.

En aquel momento, mi cerebro dio tres ordenes que ejecuté inconscientemente pero sin dudar: agarrar firmemente el volante, pisar el pedal de en medio hasta el fondo y enviar a mi boca un suspiro que salió muy bajito please please please como si él mismo, mi cerebro, hubiese concluido que el hecho de decirlo en otro idioma iba quitarle importancia al asunto, a caerle mejor a los frenos, a animarlos a frenar como si solo se tratase de un pequeño favor que no iba a costarles nada.
Pero en realidad mi único pensamiento consciente fue tan solo una súplica a la muerte, al destino, al dios en que no creo, articulada en mi voz interior con una fórmula bastante sencilla:



…ELLA NO ELLA NO ELLA NO ELLA NO ELLA NO ELLA NO…



Dicen que cuando uno sabe que va a morir en los próximos segundos sobreviene una inmensa tranquilidad, una tremenda paz con el mundo, generada supongo por la naturaleza que sigue su curso estoicamente.
No es mentira: lo he visto en los animales de los documentales de la tele, en los elefantes que se retiran a morirse a gusto, o en los leones que no siguen a la manada, y en un gato de mi barrio que se dejaba acariciar mientras me gruñía rabiosamente, pero sin ninguna intención de defenderse… y que luego mi vecina tuvo que tirar a la basura cuando lo encontró muerto a la mañana siguiente en el mismo sitio.
Y lo vi en mi aquella noche en que mi única angustia ante una muerte segura y aparatosa no fue sino la tristeza de que el mundo, la mezquitilla, y una familia que aún no conocía perdiera el miembro extraordinario que era mi pasajera.

Una mujer extraordinaria que hoy me ha dicho que preferiría no hablar conmigo de política ni de nada… que está quemada, supongo, como aquellos neumáticos al frenar.

Hay gente de la que uno querría no alejarse jamás, por lo menos, no tanto…

No tanto como esta noche la he sentido y no tanto como aquella noche, en la autovía entre Torre del mar y el Rincón, la logré alejar del destino con la ayuda de la física más elemental.

Las dos líneas paralelas que dibujamos aquella noche siguieron allí puestas en el asfalto durante todo el verano, los neumáticos pincharon una semana más tarde, y ella seguirá ocupando su sitio en una órbita de mi vida aunque ahora piense que a fuerza que nos unía ya no pueda igualarse jamás a la que nos separa.

Gé es igual a menosgéemeeme partido radio al cuadrado… solo espero que la física no me falle.”

Este es un post que escribí hace tiempo y nunca posteé.

Lo posteo ahora porque hoy a pesar del ayer nos hemos visto, y he podido comprobar que aunque ella no es ya más mi loba pero no por eso ha dejado de ser la Loba de todos y yo no he dejado de ser quien soy, y aparte de confundirme y echar las cenizas de un cigarrillo al bote de la mermelada en lugar de al cenicero (no se lo digais a mis compañeros de piso, por dios y por la virgen), todo ha ido sencillamente bien.

Que después de todo, la física no me ha fallado.

…Ni a ella tampoco, como no me arrepiento de haberle prometido, el día en que intentaba explicar que el mundo no se divide en lo que se cree o se deje de creer, si no en quien y lo que actua o no, empujandolo, o tirando de él para frenarlo a tiempo, y que no reviente como un globo contra su propio vacío.


miércoles, 14 de abril de 2004

Manifiesto: Yo no se lo que es un blog

Este, en concreto, no es un diario, ni una libreta de apuntes o de reflexiones; no es un carnet de viaje, ni una especie de electrofanzine personal, ni nada por el estilo, ni siquiera un lugar en el que escribo para desahogarme…
Quizá por eso mismo es todo a la vez.

No importa si cuento mi vida.

No importan las fechas.

A veces incluso no son verdad, ni lo primero ni las segundas.

Lo único innegable de las fechas, es que marcan el momento en que pulsé "publish your post", y organizan el blog en base a este momento.

Publico lo que quiero, porque me apetece y cuando quiero.

He puesto a organizarse los archivos por día para que se pueda leer cada post independientemente sin rebuscar, tal y como yo los concibo, pues no son más que fragmentos de tiempo en los que me pongo a escribir. Ojalá en lugar de fechas hubiese títulos o flores o tetas o monigotes
de referencia... pero soy muy perro para ponerme a meterle mano al asunto post a post.

La cultura de internet es pura velocidad. Todo parece tan efímero: Basta pulsar “Refresh” y el ayer se va más abajo, estrato a estrato, todos viajamos por la superficie del día de hoy, de la última hora... cada última hora entierra a las demás por próximas que estén. Es realmente tétrico.

Pero ya he dicho que esto no es un diario, que las fechas no son realmente necesarias... por tanto, que lo anterior sea más o menos cierto, dependerá de la curiosidad de cada cual. A todos los que entréis aquí,
os invito a hurgar,
os animo a hurgar,
os ruego encarecidamente que hurguéis.

Hay relaciones entre los post, por supuesto... unas muy evidentes y por descubrir... es inevitable.

Ignorad estas relaciones o jugad con ellas si os apetece.

Yo, personalmente, jugaré.
.

Cada cual puede seguir mi ritmo o imponer el suyo.

Considérese este blog como una manera que he encontrado de autopublicarme y una excusa para escribir, en la que las notas a pie de página las escribimos todos, a veces incluso convirtiendo los comments en una especie de Chat o incluso algo mejor.

Estoy abierto a eso.

Estoy abierto a todo.

Utilizad los comments con una libertad descarnada, es vuestro espacio, haced con él lo que se os ocurra.

(Si no me gusta, lo más que puede ocurrir es que lo borre, pero quien me conoce sabe que es difícil que algo no me guste)

A veces un comment dice más que diezmil posts.

Abrí este blog con la única intención de obligarme al hábito de escribir... aunque vosotros y yo sepamos este blog va a dar lugar a otras cosas.

De hecho, ya lo hace.

A lo largo de mi vida, lo que mejor me ha hecho escribir era la certeza de que alguien lo leería.

Lo cual no quiere decir que vaya a escribir bien.

Aunque creo que me defiendo.

Aprovecho que tienes los ojos puestos en la pantalla para darte las gracias por estar ahí leyéndome. Solo este momento es ya una motivación.

martes, 13 de abril de 2004

Madrid, en mi corazón Madrid, Madrid Malasaña, Madrid Lavapies, Madrid Retiro, Madrid Chueca, Madrid alcaleño y caravanchello, Madrid de parte a parte no se me acaba, de frente y de perfil, cada barrio un mundo, cada esquina oferta y altar o simplemente esquina que se dobla, Madrid descubierto y subterráneo, Madrid inmenso, Madrid real, Madrid calles, Madrid plazas, Madrid grandote mirándome lleno de ventanas, Madrid Sweps o Callao y en el fondo Madrid pequeño y cercano, Madrid cálido con eme grande de plaza con niños armando ruido y amenaza de balonazo durante el café en toda la cabeza, Madrid latiendote en el pecho, amigos Madrid, Madrid hermana, Madrid amor, música Madrid, Madrid luz de Madrid, Madrid murmullo, Madrid magma, Madrid caótico, frenético, Madrid ritmo, Madrid dia y noche, Madrid intenso, Madrid salvaje, de improviso Madrid improvisando, Madrid orden y desorden persiguiéndose, sin remedio Madrid, Madrid incontenible, Madrid jazz, Madrid sorprende, Madrid regalo, cada vez, vivo Madrid de siempre Madrid inesperado, Madrid, justo cuando te empezaba a conocer, Madrid amanece sobre Madrid esta mañana miles de esquinas como un hormigeo invisible… hasta pronto Madrid, hasta pronto mi amor.

lunes, 5 de abril de 2004

Anoche me ocurrió algo estúpido

Eran las dos menos algo de la mañana, justo después de que la terrible, peligrosa y bellísima científica me diera calabazas. Andaba yo blogeando por la blogosfera en el silencio de la noche, con ese típico "leo uno más y me voy", que ya seguro que habeís sufrido en vuestras carnes. Aunque en mi defensa he de decir que quiza esta vez no era por adicción blogera, sino por deseo de terminar de otra forma el día, de aliviar mi cerebro/corazón de sus rayamientos sentimento/mentales. Paso de un blog a otro hablando entremedias conmigo mismo, tirorí, bajo la flechita, tratándo de tomarme la vida con filosofía, ¿donde tendrá este los links? ...aquí... creo que ya he dicho alguna vez que navegar tiene un sentido pleno para mi en la jerga internetera desde que conozco los blogs.... mmm, este nombre parece sugerente... no como el mío que no podría ser más..., pero bueno, a ver, clic.
Se empieza a cargar un blog cuyo nombre no recuerdo pero que se reconoce porque tiene junto al título de cada post, un gif animado de bola de dragón. Al menos eso veía yo, como única caracteríatica destacable, mientras cargaba, lentamente, hasta que de pronto me lanzo sobre el ordenador buscando desesperado; uno de esos HP que no tienen control de volumen externo, manual, o como quieran llamarlo: simple y llanamente accesible con la mano, por más que busco, por más que pincho donde el altavocito amarillo, por más que pulso el cursor hacia abajo (según las instrucciones los ingenieros de HP, se han ocupado de que solo con los cursores puede uno controlar el volumen de la máquina... siempre y cuando -esto no lo dicen la insrtucciones- la máquina no se haya parado a pensar)... y vuelvo a pasar la mano insistente desesperado por el frontal y los costados del ordenador.
Finalmente, pongo el dedo en el botón de encedido apretando fuerte y esperando los eternos 3 segundos que el ordenaodr reciba la orden (muerte imbecil, apágate, maquina del demonio). Y se apague, ahogando el zumbido de su pequeño ventilador... fiuuuuh.
Todo ocurrió en unos 7 segundos, y al grito de

¡la madre que lo parió!

...el mundo quedó de nuevo en silencio.
Y yo respirando aliviado en el sillón sin saber su había dicho aquello por el ordenador, por los brillantes ingenieros minimalistas de pacotilla (¿qué les hubiese costado poner un botoncillo más?), o por el cachondo que le había puesto esa música a su blog.

Hola

domingo, 4 de abril de 2004

Antonio Soler escribe al ritmo de la memoria. Tu sabes: ese ritmo con el que el pensamiento fluye hablando contigo mismo cuando te sientes muy muy inspirado, y casi tienes la impresión de que escribes mientras compras el pan o pides otra cerveza.
Solo que a Antonio Soler, no se le olvida todo cuando llega a su casa y se pone a escribir.
Estrujo el cigarro contra el cenicero y pienso:
No se si le leo porque me gusta, porque me enseña, o porque me cuenta las cosas que no me dio tiempo a retener aquel día.
...pero lo que digo es:
Antonio Soler escribe esa clase de libros que a uno le dan la impresión de haber vivido.

viernes, 2 de abril de 2004

Hippie Nation, a warm place?

You come form a perfect world,
a world that thrown me away today.


Marilyn Manson



           El hipismo, es decir, las ideíllas luminosas que se deslizan hoy día y bien maduradas por nuestras hermosas cabezas del escarmentado siglo XXI, me da a veces tanto miedo como una especie de nacionalismo ideológico, ciertamente intolerante y sutilmente acusica.
         El otro día sin ir más lejos, iba yo ha hablar de unos aviones muy pequeñitos preciosos que cruzaban el cielo en formación, y tuve que apresurarme a pedir disculpas avergonzado de haber visto en mi vida un desfile militar. Vaya, como si el cruzarse por un país que ha elegido celebrar así su fiesta nacional de ese modo y asombrarme al ver maquinitas de tres toneladas bailando como plumas en el cielo me convirtiese en militarista.
           Pues que sepáis todos que un tanque con bandera griega da un buen rollo que te cagas, porque la bandera griega es bonita con cojones y huele a verano y a islas y a luz mediterránea, y un tanque, a cualquier hombre que haya sido Niño, le impresiona, por su aire animal, su misterio naval, quizá un instinto fálico, ¿por qué no?.
           (Yo he disparado un arma con mis manos, y no una simple arma de caza sino un pistolón de esos de matar gente, y he sentido la náusea del poder de una bala de 2centímetros, lo vertiginosamente suave que es un gatillo, y ese tacto me ha dado una enorme tristeza y me he prometido a mi mismo no volver a empuñar un arma nunca más. No hablo sin conocimiento de causa).
           Lo que os quiero decir es que basta que me intentéis poner en contra de algo haciéndome negar por la fuerza lo que ese algo pueda tener de hermoso y de impresionante, para que os arañe la cara, si hace falta, para escapar, y salga volando. E incluso me vuelva más horrible de lo que vosotros me podeis hacer sentir, solo por joder o por defenderme, y sobre todo por reír, que reír es sagrado.
          Yo también ansío un mundo mejor y también siento asco y frustración ante el presente.
          Yo también defenderé las cosas en las que creo y en las que que seguro que en su mayoría vosotros también: defenderé, con uñas y dientes, lo hermoso y lo bueno, y atacaré lo malo, lo terrible, lo injusto, lo miserable.
          …Pero no me pidáis que milite. Eso, no: No militaré por nada ni por nadie.
          Sugerirme solo un poco las barrotes de una jaula y saldré volando, aunque sean los barrotes de la luz cegadora de una bella causa.
          No voy a entregarme a esas personas que acaban por hacerme sentir asco de mi mismo por ser incapaz de ajustarme a su utopismo perfeccionista, militante, simplista, naïve y fariseo.
          Aquellas que se distinguen por remarcar con gran inteligencia el horror de este infierno en lugar de buscar y preocuparse como una misión secreta y humilde que se realiza cada segundo por distinguir “qué y quién en medio del infierno no es infierno y hacer que dure y darle espacio".
           Ya me cuesta suficiente trabajo mantener cada día a raya al Terrible Ejercito de los Carcamales, pero prefiero seguir siendo feo, sucio y perverso antes que parecerme lo más mínimo a vosotros.
           Y se que follaré menos, que me venderé más difícilmente (aunque anoche me dijeron que me parezco a Johny Deep, toma castaña), seré menos luminoso y sugestivo, pero en mi sana suciedad, seré libre y gamberro. Pasaré hambre condenado a vagar por el infierno, pero no me faltará la rica poesía que se escurre entre sus grietas, allí donde el infierno realmente flaquea.
           Y vuestro Asco es ya mi Orgullo.

           Viva el Amor y la Guerra.


jueves, 1 de abril de 2004

Viaje al Mar...

-Parece que estoy en otro país.
-Espera a que llegemos al sitio donde vamos y creeras que estás en otro planeta.

mar de plástico

...de plástico.

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