viernes, 21 de julio de 2006

I Jornadas de convivencia, encuentro cultural y reflexiones sobre los Baños del Carmen


No sabíamos cómo iba a salir esto , lo que si intuíamos es que al final no iba a dejar de sorprendernos. Y vaya si lo está haciendo. Siempre he tenido ciertos prejuicios con la palabra convivencias, debido a una pequeña fobia que tengo desde pequeño a las colectividades y sobre todo a los colegios de monjas. Pero creo que, después de esta experiencia, la palabra convivencias (si, en plural, como las caras de un poliedro, como las relaciones que se establecen entre muchas personas distintas en torno a un mismo tiempo y a un mismo lugar) debería mirarla con más humildad, incluso agradecimiento, y, por supuesto, ilusión. Dos últimos términos que para mi están ligados de alguna manera… pero eso es tiene que ver más con una actitud personal.
Si te dejas llevar, acabas en alguna parte. Irremediablemente: La deriva es una cosa solitaria. Te embarcas, como dicen, y de pronto te ves tripulando, formando equipo, visitando terrenos que apenas conocías por una referencia en una cartografía invisible, sintiendo en propias carnes cosas que contaban los demás, como eso que dicen que cuando te intentas poner del lado de los que enseñan, en verdad, acabas siendo tu el que más aprende. Vaya si se aprende: Se aprende un huevo.
No se si habéis leído Autopista del Sur, de Julio Cortázar. Es un relato que está en "La isla del medio día y otros relatos". Quien no lo haya leído ya tiene en qué entretenerse si le sobran un par de lánguidas horas de verano. Quien lo haya leído creo que puede comprenderme mejor si digo que lo difícil va a ser levantar este tinglado que ha pasado 5 días cuajando entre el mundo y el mar, al pairo de las ruinas y el abrigo de los eucaliptos.

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