miércoles, 18 de enero de 2006

...And then you smiled for a second.
Sometimes you make me feel
like I am living at the edge of the world,
like I am living at the end of the world.
"It’s just the way I smile", you said.

The Cure, Plainsong


        Hay mañanas en las que te levantas y encuentras una ciudad inmersa en la niebla. Mañanas en las que los edificios y las grúas se perfilan en el gris, los coches parecen pitar lejanamente desde el mismo fondo de la humedad… Y lejos, detrás de los edificios, de los coches, de más edificios, la vega parece guiñarte con luces perdidas de un mundo que se ha tragado silenciando un montón de aullidos… porque si, porque así es el misterio de la niebla, que en la ciudad es suspense, pero en el campo es terror. Sobre todo por esa calma en que te dices… ¿y si bajo y echo a correr mar adentro? Y al minuto siguiente lo dejas para otro día.
        Hay mañanas en las que las nubes no parecen claudicar a la vida que arranca y que por mucho que desayunes no abandonarás totalmente el territorio de sueños del que acabas de levantarte. Y hace tanto frío que parece que estamos muertos si no fuera por el calor que aún traes de la cama… Y que a saber cuanto durará.
            Y sales a la calle a cruzar el mundo como un escenario vacío.
        Hay mañanas que te levantas trágica, dulcemente invadido. Pocas mañanas, pero cuando miras por la ventana y acabas de date cuenta de lo que está ocurriendo te sientes parte de una película, y bendices que te haya tocado aunque en un rato el sol vaya a velar los fotogramas. Y casi te dan ganas de salir pronto a la calle, no vaya a ser que el día arranque y se vaya todo a tomar por culo.

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