domingo, 23 de mayo de 2004

      Cuando uno se encuentra con el pasado, puede sorprenderse, hasta incluso tener verdadera curiosidad por si mismo.

      He encontrado esta frase en un papelito que lleva meses dando vueltas por el cuarto.
      Estaba escrita junto a un número de teléfono, pero con bolígrafo distinto, con lo que, dada mi costumbre de llevar papelillos en los bolsillos donde voy apuntando los números de teléfono y las cosas que debo o quisiera hacer cada tarde, todo por la vaguera brutal que me da quitarme el macuto, ponérmelo delante, abrirlo y buscar la agenda, no teniendo sino mis planes dispersos por todos los recortes del bolsillo, que voy sacando al azar para apuntar una dirección o un número de teléfono que a lo sumo se quedará dando vueltas por mi cuarto como este papelito que tengo aquí y en el que pone…



“ese estado donde se tocan el haberse resignado a esperar y el no esperar nada”,



.

…, en fin, me es imposible ubicar la frase, recordar si la escuché o la leí en algún sitio.
      Está claro que me impresionó y que en aquel momento la entendí y la cogí y la guardé por si la pudiese necesitar, supongo, porque si no, ¿qué coño hace esta frase en la esquina de un prospecto escrita de mi puño y mi letra?
      Quizá si llamo al número de teléfono que hay encima...


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