sábado, 15 de mayo de 2004

        El otro día recibí un extraño código de la bellísima y perversa científica… ciertos detalles que o bien no entendía o bien no sabía interpretar o bien no quería, así que lo he llevado al jearcuaic a que lo analizaran.
        Los resultados fueron tan extraños como sorprendentes y en realidad no faltos de una desconcertante coherencia… desconcertante para nosotros como para ella.

Despacho espiral geodésico, en algún lugar entre el extremo punta de una diagonal y el otro extremo, sin pasar por ella, ocho treinta de la mañana.

        -Golfo, debe usted dejar ese caso, ya no está en sus manos.
        Al principio, me dolió. Me había encariñado con ella, y con el mundo de sus experimentos, casi prefería salvar el mundo de una mujer extraordinaria, que de cualquier otro horrible villano de poca monda., no por el mundo, sino por ella. Nuestra lucha acabó por hacerme sentir digno de mi misión, de su entrañable peligro…
        Luego, empecé a pensar que, después de todo, igual no estaba tan mal no tener que vérselas por siempre con ella, de un modo u otro, mi efectividad se veía amenazada por nuestra inevitable atracción, simplemente, sentí curiosidad… ¿Cuál sería el próximo villano?... algo nuevo, en fin, el futuro se me venía encima como una sinuosa incertidumbre con un punto abajo. Como bien muestra este gráfico.

?


        Pensé que quizá ese punto es lo inquietante se un símbolo de interrogación, y que a veces siento que en el futuro de mi misión contra la perversa y bellísima científica, a veces, se había perdido, que de algún modo estaba en manos de otro. No mejor que yo, sino en un mejor lugar, en un mejor momento… Nos conocíamos demasiado, nos habíamos acostumbrado, ya no esperábamos a penas que llegara a triunfar, ninguno de los dos...
        Sin embargo:
        -Golfo, tiene usted mala cara ¿se puede saber que está pensando?
        -Usted no la ha visto, señor
        -Déjelo ya, Golfo, esta no es ya su guerra…
        -Cállese usted, señor, no sabe de lo que está hablando, usted no lleva años enfrentándose a ella, usted no ha caído en sus manos… ¡Usted no la ha visto!
        Salí dando un portazo y sabiendo que la primera medida de control para el caso de la perversa y bellísima científica sería retirarme los dos ceros.


        Más tarde repasando el nuevo dossier, me di cuenta de dos cosas… la primera es que la vida es imparable. Y dobla las esquinas tan rápido como si pasara de un punto a otro en línea recta.
        La segunda, que en el fondo, y aunque salvar o no al mundo de la perversa y bellísima científica y sus terribles y encantadores experimentos ya no era mi responsabilidad … albergaba la esperanza de seguir sabiendo de ella aquí y allá, que había comprendido, en verdad desde hacía mucho tiempo, que aunque el mundo no lo entendiese, su presencia en la tierra me era vital como mi secreta aliada mientras continuase haciendo de las suyas manteniendo a raya al Terrible Ejército de los Carcamales.
        Entoces dejé los papeles a un lado, para encender un pito y fumar lentamente, mientras recordaba sonriendo su espectacular cabellera… castaña.
        Te pillé.

No hay comentarios:

Linkwithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...