sábado, 10 de enero de 2004

Es la primera vez que paso el seis de Enero en un pais por el que no pasan los tres reyes magos mas que en forma de pastelito con chorradita, por cierto, bastante mejor escondida que en nuestros roscones, donde la mayoria de las veces hay como una extraña protuberancia que muy casualmente siempre le cae al cabron de mi primo pequeño... y corona de carton (aunque quiza por eso mismo me hizo tanta ilusion ser rey por un rato). No obstante, el domingo por la mañana tuve la impresion de que Basaltar se habia acordado de mi...(y eso que yo creia que Burdeos no pilla camino de ninguna parte), tanto que incluso crei que era seis de Enero. Tanto tantisimo que hasta llamé a mis viejos:... "feliz dia de reyes papa, qué os han traido?"... "Hoy es cuatro de Enero, no seis, melòn!"... y que le han traido los reyes a este tio para ponerse asi? diran... Pues no se a ustedes, pero a mi me han traido una mañana entera con un frio de la leche y un sol imponente, y una torre de piedra que sube y sube, mas grande que un cohete espacial, y mas currada, y al pie de ella una plaza ocupada por un millon de objetos mas o menos cuidadosamente organizados, pero no amontonados, ni tirados, sino dignamente, con urbanidad, como corresponde a un objeto que deseara tener precio aunque fuese por ultima vez... El domingo en Saint Michel es como si un mar se retirara dejando ver todas las cosas olvidadas por la Humanidad... Reconozco que he comprado alguna de ellas, y algunas otras simplemente me las han regalado, asombrados de que a alguien les pudiese interesar, pero lo que mas ha valido, para mi, es que me hayan traido unas horas mas de mi vida para vagar como loco por este mercado, mirando y cocandolo todo como si todo me perteneciese.

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